La carrera de actuación en Alemania
Mariananda Schempp, prom 2007, nos cuenta sobre su experiencia

Eberhard Heinzel

Finalizado mi Abitur, postulé en Lima a un curso de actuación por un año dirigido por un prestigioso director en un pequeño teatro en Barranco que despertó en mí un gran interés en convertir la actuación en mi carrera profesional.

Transcurridos unos meses, una directora suiza, que presentaba una obra en Lima, me recomendó varias escuelas alemanas de actuación. Eso motivó a que empacara mi mochila y postulara a una academia de arte dramático en Munich, en Berlín y otra en Leipzig. Me aceptaron en Berlín, en la universidad "Ernst Busch". Estaba feliz. Esto significó regresar a Lima y empacar dos maletas y una guitarra (la misma que está empolvándose en mi cuarto) y mudarme a la capital de Alemania.

Al comienzo me sentí algo ajena, a pesar de mi domino en el idioma y tener la nacionalidad alemana. Eso también es ventajoso; te obliga abrir los ojos, como cuando te asustas a morir al escuchar una campana de tranvía que te llama la atención al cruzar en rojo (algo que hacemos a veces en Lima). Los primeros meses son duros, pero emocionantes. Tuve la suerte de no estar en una universidad con 500 estudiantes que comparten un salón, sino solo 24 nuevas caras y personas para conocer poco a poco. Pero, al no crecer en Alemania, noté las diferencias entre Perú y Alemania: el idioma coloquial es diferente, el humor, los temas de conversación; todo es diferente. Te reúnes a tomar una cerveza y hacen chistes sobre cómicos que no conoces o hablan sobre publicidad que nunca has visto. Por lo menos yo había escuchado las marcas como Möwenpick, Schwartau y Persil, que la mayoría de extranjeros no conoce.

Ahora ya pasaron casi tres años y a mediados de marzo empecé el sexto semestre. Luego de haber convertido la universidad en mi segundo - por no decir mi primer - hogar durante los primeros 4 semestres, asisto a clases una vez por semana; los otros días me dedico a ensayar. Por ejemplo, en setiembre, ensayé junto con otros 6 compañeros durante diez semanas la primera escenificación de “Die heilige Johanna der Schlachthöfe" de B. Brecht, una obra que se estrenó en el estudio del teatro de Berlín en diciembre. Actualmente ensayo hace 4 semanas en una obra absurda ("Auf hoher See") sobre tres hombres que se encuentran hambrientos sobre una balsa y tienen la disyuntiva de a quién comerse. La obra se presentará en el teatro de la universidad.

Vivir algunos años en una metrópoli cultural como Berlín, me ha creado una visión sobre el teatro alemán, aunque no se puede generalizar. Es muy difícil hablar sobre las diferencias entre el estudio teatral en Perú y Alemania, para ello requeriría una extensa conversación. Hay muchas y notorias diferencias, pero se basan en la mentalidad, en las costumbres y de tantos factores que no puedo resumirlas en un artículo.

Aún no veo mi futuro con certeza. Me veo en Lima, pero no sé cuándo. Tampoco quiero desligarme de Alemania si tuviese la oportunidad de actuar aquí y me gustaría conocer otro país con otro tipo de cultura teatral. A veces me parece que Alemania es un país muy crítico y, al buscar siempre la innovación, un poco tenso. Me mantengo abierta a lo que venga y trato de no preocuparme demasiado. A algún lado me llevará el destino.

Deseo resaltar que recuerdo mi colegio con gran nostalgia. Recuerdo especialmente la primaria en la que vivimos sin mayores presiones, espontáneos y puros; y para mí es la base que caracteriza al actor, cuando actúa como cuando era niño. Finalmente el teatro es como un juego, es el arte de jugar (casi una contradicción).

Original en alemán de Mariananda Schempp

Im Norden, im Süden, wo es nur immer ist,
vergiss nie, dass du ein Humboldtschüler bist.