Ella Gallese

En octubre del año pasado nos visitó en Humboldt 2 la promoción de 1984 y lo primero que quisieron ver fue la oficina de Frau Gallese. Los recuerdos fluían y preguntaron cómo estaba ella. Así como esta promoción, muchas también recuerdan a Ella como mucho cariño y ella les envía el siguiente saludo:

Quiero agradecerles por las muestras de cariño que siempre me hacen sentir muy querida. Cada uno de ustedes me apoyó cuando más lo necesitaba; cuando falleció mi hija Giuli. Gestos como traerme un chocolatito, una flor o simplemente un beso era lo que necesitaba para continuar. Recuerdo cuando me contaban de sus amores y desamores; de sus preocupaciones y éxitos. Cuando me encuentro con alguno en la calle, se me acercan, me abrazan, y dicen Frau Gallese o Mama Gallese. Ese abrazo vale oro. ¡Gracias de todo corazón!

Es importante no ser indiferentes con las personas que nos rodean. Hoy en día, con la vida tan agitada que llevamos, es fácil escudarnos y decir “hago lo que pienso”. Pero, también tenemos que pensar cómo les puede afectar a los demás. Ustedes, que en su mayoría ya son padres, traten de mantener el vínculo con sus hijos. Traten de cultivar la amistad con sus compañeros de colegio, porque es una amistad que los acompañará toda la vida. Se los digo por experiencia.

Ella Gallese disfruta de su jubilación con sus hijos, nietos y amigos. Tiene recuerdos maravillosos de su trabajo en el colegio. Por ejemplo, que un alumno del Abitur, muy tímido, debía rendir su examen oral y estaba a punto de sufrir un colapso nervioso; no había forma de calmarlo con los métodos tradicionales. Era tal el estrés que decidió darle una “poción mágica” para relajarlo. El alumno entró al examen y salió con una sonrisa maravillosa, feliz de haber logrado serenarse y rendir un buen exámen.

En otra ocasión, un alumno se había caído y debía ir al hospital para ver si había sufrido una lesión en la pierna. Se organizó el traslado pero él, con el dolor que sentía, sólo quería ir con Frau Gallese.

Me cuenta también del día en el que colocaron la primera computadora sobre su escritorio. Ella, perpleja, se preguntó ¿y ahora? Sin embargo, nunca dejaba de afrontar los nuevos retos de la vida y aprendió inmediatamente a usarla. Hasta ahora usa la computadora y está al tanto de las novedades tecnológicas. “Uno nunca debe decir no puedo, porque siempre se aprende.”

En el año 1993, el administrador del colegio, Hans Merschmeier, la llamó a su oficina y le pidió apoyo en el área de tesorería para trabajar en H1. Ella se sentía tan a gusto en H2 que le dijo que preguntara a otra persona. El Sr. Merschmeier le contestó que la necesitaba a ella, una persona de su total confianza y que no podría dormir tranquilo si ella no asumía ese puesto. La nobleza de Ella la hizo aceptar ese nuevo reto, que asumió con orgullo hasta jubilarse.

Ahora, jubilada, pasa lindos momentos con sus hijos y nietos. Viaja con ellos y amigas del colegio, todas jubiladas, y reviven cada semana cuando se reúnen, recuerdos maravillosos.

Si quieres contar alguna anécdota que recuerdes o quieres escribirle a Frau Gallese, puedes enviarnos un mail a exalumnos@humboldt.edu.pe que con gusto se lo reenviaremos.

Im Norden, im Süden, wo es nur immer ist,
vergiss nie, dass du ein Humboldtschüler bist.