Estamos en el 2015 y en el camino para enfrentar y superar los efectos del cambio climático

En diciembre de 2014 se realizó en Lima la COP 20 (Conference of the Parties); reunión previa a la conferencia en París COP 21, 2015, en la que se desea cerrar el tratado del acta de Kioto de 1997. Desde 1992, cuando se adoptó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la comunidad internacional lucha contra el cambio climático ocasionado por el hombre y tiene como objetivo estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, a un nivel que no implique ninguna interferencia peligrosa. Se acordó que los países con una mayor emisión de gases de efecto invernadero y mayor riqueza se comprometían a reducir sus emisiones. Estos países, en especial las naciones industrializadas, están enlistados en el anexo I de la convención. Todos los demás países no estarían obligados a reducir las emisiones a razón de no perjudicarlos en su desarrollo.

El protocolo de Kyoto de 1997 contiene objetivos concretos para reducir las emisiones así como los mecanismos para lograrlos y está vigente para los periodos 2005-2012 y 2013-2020. Para el primer periodo algunos países industrializados se comprometieron a reducir colectivamente la emisión de gas en un 5 % en comparación a 1990. El segundo periodo está en riesgo, ya que solo 39 de los 195 países lo ratificaron hasta ahora.

Pero no se ha visto un cambio efectivo, pues las emisiones de gases siguen subiendo globalmente. Desde hace poco, la concentración de CO2 en la atmósfera ya se encuentra en 400 ppm, y según James Hansen (NASA) el límite para tener un clima estable es de 350 ppm. El CO2 y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera influyen en la temperatura, caídas fluviales y otras condiciones climáticas. En promedio la temperatura media global ha aumentado en 0.8°C y si seguimos a este ritmo, se pronostica un calentamiento promedio de 4°C para el año 2100. Sobre este punto, no voy a pintar un escenario de horror, basta con imaginárselo; basta recordar las consecuencias del cambio climático: deshielo de los glaciares, aumento del nivel del mar y los fenómenos extremos más frecuentes, tales como inundaciones y tormentas tropicales.

Muchos de los principales países emisores de gases de efecto invernadero no están obligados ni motivados para hacer lo que se propone en los tratados. Por ejemplo, los EE.UU. nunca ha ratificado el protocolo y China nunca tuvo un compromiso para reducir sus emisiones. La fuerte presión del crecimiento económico y la dependencia de la energía fósil son factores predominantes. Ningún país quiere comprometerse unilateralmente, ya que podría estar en desventaja en comparación con los otros países que no introducen las medidas correctivas correspondientes. Esta visión hace que las negociaciones en la CMNUCC sean extremadamente difíciles y realmente se trata de mucho más que el clima. Para el 2015 se espera un nuevo acuerdo sobre el clima que entre en vigor a partir del 2020. Sin embargo, la pregunta crucial sigue siendo cómo los países que no tienen la misma responsabilidad ni capacidad, además de tener diferentes prioridades, puedan ponerse de acuerdo para reducir sus emisiones.

¿Cómo se puede lograr que 195 países compartan un acuerdo que sea justo para todos y que sirva eficazmente enfrentar el cambio climático?

Para la elaboración del Protocolo de Kyoto, el enfoque internacional fue definir lo que los países industriales tenían que cumplir. La nueva estrategia ahora es dar a cada país la posibilidad de definir su contribución a la protección del clima en sí. A eso lo llaman "Intended nationally determined contribution (INDC)". La esperanza es que de esta manera todos los principales emisores, especialmente China y los EE.UU., ratifiquen el acuerdo. Este enfoque se presta mejor para respetar la soberanía nacional y para cerrar la brecha entre los países que figuran y no figuran en el anexo I. Por lo tanto, este enfoque tiene la ventaja de que aumenta la participación, pero también plantea algunos retos. El problema es que - al definir cada país su contribución a la protección del clima por sus propias normas - estas contribuciones son difíciles de comparar y no bastarán para limitar el aumento de la temperatura por debajo de 2 ° C. Hasta agosto de 2015, los 23 países o grupos (la UE) presentarán su INDC. El Perú presentó un proyecto que se encuentra actualmente en consulta pública. Existe la preocupación de que la comunidad internacional fije un acuerdo que no logre alcanzar el objetivo de la convención climática.

También existe la posibilidad de que el nuevo acuerdo introduzca un cambio de tendencia en la política climática internacional y sea una herramienta eficaz. El nuevo acuerdo pretende ser la herramienta para minimizar que se empiece siempre de cero con negociaciones nuevas muy complejas. En este sentido, se está negociando las nuevas metas globales. Por un lado, una extensión del objetivo de 2 °C, y por el otro lado, el objetivo de aumentar la resistencia del planeta en relación al cambio climático. Se pretende que el acuerdo también sea dinámico, ya que los países deberán presentar cada cinco o diez años los nuevos lineamientos del INDC y aplicarlos. No se va a permitir que se retroceda ante estos lineamientos. Otra nueva característica es que el acuerdo sea universalmente válido. Una acción básica de normas comunes pero flexibles debe permitir que todos los países participen en el marco del nuevo acuerdo, especialmente los principales emisores como China, EEUU, la UE, Brasil e India.

Un acuerdo climático global para el periodo posterior a 2020 es esencial para que la comunidad se mantenga firme. Sin embargo, debe quedar claro que esto no debe ni puede ser la única herramienta con la que la humanidad se preocupe para solucionar su problema del cambio climático. Durante los siguientes cinco años hasta el 2020 se deberán llevar acciones adicionales, por ejemplo, la implementación del segundo período de compromiso del Protocolo de Kyoto y el establecimiento del marco político para la post-2020. Una frase recurrente en las negociaciones climáticas actuales es la cooperación. La protección del clima sólo es posible si los Estados, la sociedad civil y las empresas cooperan en estas tareas comunes.

Cristina Urrutia, exalumna 2003

Im Norden, im Süden, wo es nur immer ist,
vergiss nie, dass du ein Humboldtschüler bist.