Mi contacto directo con la cultura siria
Me llamo Ulf Reinecke. Mis padres Heiderose y Günther y mis hermanos Jörn, Torsten e Inca asistimos al colegio Humboldt de Lima desde 1975 hasta 1982.
Quiero contarles mi experiencia en el asesoramiento de los refugiados en Alemania. Todo comenzó en abril del año 2015, cuando tuve la oportunidad de conocer y ayudar a una familia siria que vivía cerca a mi casa.
El padre de la familia siria (izquierda) junto con sus dos hijos, yo (en el centro) y mi esposa Sibylle (derecha)
La familia había huido de Damasco a Alemania en el 2014 con 2 niños. Los padres estaban preocupados porque aún no recibían una respuesta positiva a su solicitud de asilo presentada 6 meses antes. Primero vivieron un tiempo corto en el Centro de recepción de Karlsruhe y luego fueron ubicados en Waibstadt, cercano a nuestra localidad, ya que en Karlsruhe no había espacio.
En ese momento, la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF por sus siglas en alemán) estaba sobrecargada de trabajo. Era casi imposible conseguir alguna información sobre el estado de las solicitudes de asilo. Después de muchas llamadas telefónicas infructuosas, decidí ir con toda la familia siria al Centro de recepción de Karlsruhe para solicitar la información. El personal de seguridad nos explicó que sin previa cita era casi imposible hablar con algún funcionario de BAMF. Me estaba dando por vencido, cuando lo intenté con una recepcionista y tuve suerte: ella cogió el teléfono y 20 minutos más tarde tuvimos la oportunidad de hablar con uno de los funcionarios. Presenté el caso de la familia siria y me aseguró que volvería a mirar la solicitud. Dejé mis datos telefónicos y durante las siguientes 2 semanas insistí telefónicamente, pero no tenía ninguna nueva información hasta que finalmente me llamaron. Me consultaron cuándo podría ir nuevamente a Karlsruhe y les respondí que de inmediato. Al día siguiente la familia siria y yo llegamos a Karlsruhe y ahí tuvieron que volver a llenar una nueva solicitud de asilo, poner sus huellas dactilares y llenar un montón de formularios.
Afortunadamente, a las 4 semanas, la familia recibió finalmente una respuesta positiva, con lo que podían permanecer en Alemania por los próximos 3 años. Pensé que así había terminado todo el papeleo, pero estaba equivocado. En realidad, recién empezaba: Solicitud de dinero por desempleo II, solicitud de manutención de los hijos, vivienda, cursos de integración (cursos de alemán), etc.
La familia siria era muy hospitalaria y me invitaron varias veces a cenar. Cocinan en abundancia y debo reconocer que es una comida árabe muy rica. Como la familia apenas hablaba inglés y nada de alemán, nuestros intentos de comunicarnos eran muy divertidos. Afortunadamente, los programas de traducción online árabe-alemán ayudaron. Tiempo después, la familia se mudó con amigos a Bonn, pero aún estamos en contacto via WhatsApp.
Yo trabajo desde el año 2000 en la compañía de software SAP. Esta compañía está involucrada en muchos proyectos sociales y ofreció 100 plazas de 6 meses de prácticas a los refugiados. Nuestro departamento quiso participar también en ese programa y nos asignaron a un joven sirio llamado Mohammad, a quien tuve la oportunidad de asesorar. Él se incorporó rápidamente al trabajo con una herramienta llamada Blender y pudo apoyarnos en varios proyectos. Me sorprendió gratamente sobre todo que pudiera aprender alemán en esos 6 meses. Al terminar las prácticas, Mohammad se despidió de todos nosotros en alemán durante 5 minutos. ¡Increíble! En nuestra oficina, actualmente siguen trabajando 2 refugiados.
Mohammad (en el centro) durante su despedida al finalizar sus prácticas
Para mí ha sido muy emocionante tener contacto directo con la cultura árabe y apoyar a los refugiados en “el mar de formularios”. Como alemanes, es importante ofrecerles una perspectiva a futuro y estoy orgulloso de que mi empresa ayude y ofrezca prácticas laborales.
Lo que sí me dejó pensando y triste fueron las experiencias de las familias sirias. Por un lado, su situación en guerra y, por otro lado, sus terribles experiencias durante la huida; algo que no se puede expresar en palabras. Para muchos de ellos haber logrado llegar a Alemania, no ha terminado con su preocupación por sus familiares que dejaron atrás.
(Original en alemán)