La beca Andreas-Schultze-Rhonhof

Christian Valqui

Una tarde de noviembre o diciembre de 1987 me llamaron a la oficina del Director del colegio para una entrevista con dos profesores alemanes; quienes me preguntaron cuáles eran mis planes luego del Abitur; si quería estudiar en el Perú o en Alemania. Cuando les comenté que estudiaría en el Perú, me comunicaron que me habían escogido como candidato para la beca Andreas Schultze-Rhonhof y que pronto me confirmarían.

La ayuda consistía de 5000 dólares, repartidos durante los 5 años para estudiar en una universidad peruana. Mi duda estaba entre estudiar Física en la Universidad Nacional de Ingeniería, como mi padre, o Matemática en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Finalmente, con el respaldo de la beca estudié Matemáticas en la PUCP.

Recuerdo todavía la primera entrevista con el Sr. Schultze-Rhonhof en el local de la Unión Metalúrgica, ubicado en el cruce de Av. La Marina con Av. Universitaria (ahora funciona allí el Centro de idiomas de la PUCP).

Me explicó en detalle la importancia de no llegar tarde, porque había llegado 5 minutos sobre la hora. Añadió que es una muestra de cuánto se valora el tiempo de la otra persona; que si llegas tarde estás diciendo a la otra persona que su tiempo no tiene mucho valor. Nunca lo había pensado en esos términos, aunque siempre trataba de estar a tiempo por educación, por costumbre o por inercia.

También recuerdo que intentó clasificarme como una persona de acción o de planificación. Eso me pareció haber entendido:

Yo: "Ninguno de las dos".

Sr. Schultze-Rhonhof: "¿Prefieres ser profesor o ejecutivo?"

Yo respuesta: "Ninguno de las dos".

Después de estar trabajando 25 años como profesor me sigue sorprendiendo mi poca visión de futuro en ese momento. Luego vinieron otras preguntas más para saber si era ejecutivo o planificador. En ese momento se notaba que el Sr. Schultze-Rhonhof estaba tomando en serio el reto de poder clasificarme, según sus parámetros.

Yo: "Ninguno de las dos".

Un vago recuerdo me dice que la pregunta final fue algo así como

Yo: "Ajedrez". Esa respuesta lo satisfizo, aunque yo sabía que si me hubiera preguntado entre jugar vóley o ajedrez, la respuesta habría sido ¡jugar vóley!
Durante 5 años recibí esa beca que me dio la tranquilidad de poder estudiar en una de las universidades más caras del Perú. La condición era no desaprobar ningún curso. En ese momento no era tan fácil mantenerse invicto y recuerdo que el curso de Teología lo aprobé con las justas.

Como el pago era en dólares, 100 dólares al mes eran suficientes para cubrir las boletas y sobraba un poco; especialmente durante la hiperinflación en 1989-1990. Al final, se extendió la beca un semestre más y así pude terminar una maestría en la misma Universidad Católica. El Sr. Schultze-Rhonhof no estaba muy convencido de que luego vaya a Alemania para seguir estudiando un doctorado en matemáticas. Creo que esperaba que terminando los estudios me quedaría trabajando en el desarrollo del país. Sin embargo, creo que también consideraría exitosa la inversión que hizo la beca Andreas Schultze-Rhonhof en mi formación profesional, porque luego de 5 años regresé al Perú para aportar mi granito de arena en el desarrollo del Perú como profesor de Matemáticas de la Universidad Católica (PUCP).

Im Norden, im Süden, wo es nur immer ist,
vergiss nie, dass du ein Humboldtschüler bist.