Premio DAAD al estudiante extranjero con mejor rendimiento 2018
Hola, familia humboldtiana:
Soy Eduardo, exalumno del colegio Humboldt, y resido actualmente en Berlín. En quinto de primaria ingresé al colegio a través del ingreso lateral. Gracias a la confianza del colegio, recibí una beca, con lo cual mis padres pudieron mantenerme. Terminando el colegio, hice el BBZ y el Fachhochschulreife y, así, pude estudiar en Europa.
La decisión de venir a Alemania no fue difícil. Desde un principio, sabía que quería estudiar alguna ingeniería y que Alemania era el lugar correcto; no solo por la industria que tiene, sino por lo económico que resulta estudiar aquí. Durante el bachelor en ingeniería mecatrónica, tuve que estudiar y trabajar para poder subsistir. En mis tiempos libres, decidí ser miembro de una representación estudiantil. Aquí fui presidente durante dos años; representé y asesoré a más de 300 estudiantes de todas partes del mundo. En el tiempo que me quedaba libre, formé parte de la asociación cultural “Peru Inka”. Sobre la base de recursos propios, representamos, cada año, al Perú en la fiesta cultural más grande de Alemania “El Carnaval de las Culturas” (Karneval der Kulturen Berlin).
Desde siempre, me interesaron las tecnologías sostenibles y es así como me empecé a interesar en las baterías de litio. Escribí mi tesis de bachelor sobre un banco de pruebas para baterías en el equipo del Prof. Nicolas Lewkowicz. Nicolas ha sido un amigo y asesor en cada decisión que he tomado desde entonces.
Cuando inicié mi maestría tenía 24 años y comencé a preguntarme qué es, en verdad, lo que quería hacer cuando terminara mis estudios. Yo sabía que me iba bien en la ingeniería, pero no sabía para qué era el mejor del mundo. Pues eso es lo que uno debe de descubrir en la vida: qué es lo que te hace único.
Es entonces, cuando me entero de que un equipo de estudiantes había tomado la decisión de construir un auto eléctrico en la universidad técnica de Berlín. Para tener una idea de las dimensiones de lo que estoy hablando, no solo se trataba de construir un auto eléctrico, sino de tomar parte, luego, en la competencia estudiantil más grande del mundo: la Formula Student Germany.
El equipo ya desarrollaba un auto a combustión desde hace 11 años, así es que “solo” tuvimos que cambiar el sistema de tracción a uno eléctrico y hacerle algunas modificaciones al chasis. Nos tomó dos años hacer que el carro funcione. Durante estos dos años, no solo participé en la parte técnica del auto; a partir del segundo año, tomé el liderazgo del equipo y tuve también que ser responsable de la organización. Esto quiere decir, finanzas, cooperación con empresas, reclutamiento de nuevos integrantes, marketing, etc. Muchos miembros del equipo trabajamos entre 60 y 70 horas a la semana, incluso, en el transcurso de la competencia, recuerdo que dormimos solo 3 horas por día durante toda una semana. El desgaste físico y mental fue brutal, pero, al final, logramos nuestros objetivos.
... Cuando empecé a construir el auto eléctrico, el 99 % de personas me decía que estaba loco, que el carro nunca iba a funcionar...
Cuando terminó el proyecto, recibí muchas buenas ofertas de trabajo; gané el DAAD-Preis 2018, premio al estudiante extranjero con mejor rendimiento de mi universidad y, lo mejor de todo, empecé a ver la vida de otra manera. Descubrí que, en este mundo, uno mismo se pone límites. Que todo depende de cuántas ganas le inyectes a tus proyectos para poder hacer realidad tus metas. Cuando empecé a construir el auto eléctrico, el 99 % de personas me decía que estaba loco, que el carro nunca iba a funcionar, que iba a explotar o a quemarse, que era peligroso; incluso seres queridos o profesionales. Pues es así como en esta vida uno se va a encontrar con miles de obstáculos y barreras, pero lo único que importa es lo que tú pienses. El otro 1% lo constituían los gerentes de empresas, profesores o gente que también sueña en grande, y que me decían que no me rinda.
Cuando somos estudiantes, no tenemos nada que perder, pero sí el mundo que ganar. ¡Arriesguen todo, que perder un año, dos, tres o cuatro no es nada! ¡Luchen por sus metas y confíen en sí mismos, que de eso se trata todo!
Gracias especiales a aquellos que hacen el ingreso lateral posible y facilitan el desarrollo de los niños en el Perú. Gracias también a mis seres queridos, amigos y profesores, que me han apoyado incondicionalmente y me motivan a seguir luchando por mis objetivos.
Eduardo Sotelo
Exalumno prom oción 2008