Giuliana Camminati y Pedro Díaz
Giuliana y Pedro nacieron el mismo día, mismo año y misma clínica (7.2.1977, Hogar de la Madre). Si bien sus padres no se conocían, ambos fueron al mismo colegio. Pedro dice que “desde ahí le echó el ojo a Giuliana”.
En primaria, aunque estuvieron en diferentes secciones, se conocían de los recreos en el patio, donde jugaban juntos con otros amigos, sin imaginar que iban a resultar siendo “amigos para toda la vida”.
La clase de Pedro era la D y tuvo como tutor al Sr. Villegas, “muy estricto”; mientras que la clase de Giuliana, la C, al Sr. Toro, “más amoroso”.
“Cuando fallece el Sr. Toro, nos dimos cuenta de lo frágil que era la vida. Para muchos, era la primera vez que vivían una pérdida tan cercana. A veces, los momentos tristes unen a las personas y eso fue lo que ocurrió con varios de nuestra promoción. En secundaria mezclaron las secciones y ahí fue que coincidimos en la misma clase y hasta coincidimos en la misma carpeta. Ahí fue donde “nos volvimos patas”.
Como algo típico del Humboldt, salíamos en manchón con la promoción. Hasta el día de hoy nos seguimos viendo y en la fiesta de Adech nuestra mesa es siempre muy concurrida.”
Al terminar el colegio, Pedro inició su carrera universitaria de ingeniería electrónica en la Ricardo Palma en Lima, mientras que Giuliana fue a Alemania para hacer el Studienkolleg y luego ingresar a la Facultad de Sociología en la TU Dresden. En esta ciudad coincidió con su hermano Tulio (también exalumno del Humboldt) durante muchos años.
Como muchos de nosotros que han estudiado en el extranjero, ella trató de regresar a Perú una vez al año. “Siempre se reencontraba con amigos del colegio, incluyendo a Pedro, claro está.” En esa época no había correo electrónico y las llamadas eran muy caras; así que su comunicación fue por carta. Ja, ja, ja… ¡suena tan antiguo! Bueno, eran los ′90.
El tiempo transcurrió y los viajes de reencuentro fueron cada vez más espaciados y cada uno terminó haciendo su vida por separado.
“Después de terminar mi carrera en Dresden, me mudé a Barcelona a trabajar en una empresa alemana y hacer una maestría. Por trabajo y por razones personales volví a Alemania en el 2010. La misma empresa alemana de Barcelona me ofreció un puesto en su oficina central en Múnich. Trabajaba en AMS
Technologies AG, era Inside Sales Assistent y me encargaba de la comunicación con los clientes de España y Portugal. Mis compañeros de trabajo alemanes eran personas muy amables, muy competentes y me apreciaban mucho. Hasta el día de hoy mantenemos el contacto.”
Después de muchos años, se volvieron a encontrar durante unas vacaciones: “Regresé a Perú, después de siete años. Contacté a mis amigos del colegio y fue como si el tiempo no hubiera pasado; me recibieron con el corazón, con mucha alegría y emoción. Nos volvimos a ver con mis compañeros de clases, incluyendo Pedro. Fue muy bonito retomar nuestra amistad y hablar sobre nuestras vidas. Esta vez, quedamos en contacto ya por mail y en una de esas me visitó en Múnich. En ese momento cambió nuestra amistad a otra dimensión y nos dimos cuenta que queríamos estar juntos. ¿Cómo hacemos? Esa fue la pregunta.
Personalmente, sentía que algo me faltaba en Alemania a pesar de tener un buen trabajo y amigos. Jugaba con la idea de regresar a vivir a Perú; solo falta la oportunidad. Mi oportunidad fue estar enamorada; la ilusión de reencontrarme con Pedro venció todas mis dudas y tomé la decisión de volver. Pedro me ofreció toda la ayuda posible para encontrar trabajo, pero sentía que este paso tan importante lo debía de dar de forma independiente.
Llamé a todo el mundo, mandé CVs y una amiga me comentó sobre un programa de la GiZ que se llama Returning Expertes (www.giz.de). Este programa apoya a las personas que habiendo estudiado en Alemania desean regresar a su país de origen a trabajar en proyectos que aporten al desarrollo social y económico de la región. Hice el trámite y el 2013 regresé a Lima.
Con la ayuda de mi hermana Gisela (también exalumna del Humboldt) me puse en contacto con una cooperativa de café. Les propuse un plan de administración y orientación contable. Me contrataron con un sueldo básico, pero el programa de la GiZ me apoyaba financieramente y así tuve los medios para organizar mis primeros dos años en Perú.
Aunque al comienzo no fue fácil (laboral y personalmente), las cosas se fueron acomodando y hoy puedo decir que fue la mejor decisión que he tomado. El 2015 nos casamos y ahora tenemos una hermosa familia con su hija Mía de su primer matrimonio (alumna del Humboldt) y con nuestro hijo Nahuel que nació el 2016, quién ha postulado al Humboldt para el 2021.
Lo increíble del Humboldt es que donde vayas siempre encontrarás a otro humboldtiano que te puede dar una mano.”
Y, tal vez, sus hijos encuentren también el amor de su vida en la misma clase.