Ericka Núñez e Iván Mayandía

Ericka Núñez e Iván Mayandía

Si bien Iván y Ericka estuvieron en el colegio desde primer grado, recién se conocieron en tercero de secundaria. Una hepatitis que demoró en curarse más de 4 meses obligó a Iván a repetir tercero de secundaria en el año 2000. En el 2001 llegó al Humboldt II la promoción 39 y ese año mezclaron a todos los salones, pasando del tradicional A, B, C, D y E al A1, A2, C1, C2 y C3. Por esas cosas del destino, ambos fueron a la C3.

Se hicieron amigos desde ese momento y ambos empezaron a enamorarse en quinto de secundaria, año 2003. “Recuerdo perfectamente la primera vez que conversamos de verdad, los dos solos, en una reunión con gente del colegio. Ese día sentí que la conocía por primera vez y que me gustaba. En los días y semanas siguientes hablábamos casi a diario por teléfono, durante horas y esperábamos a que sean las 7 de la noche para poder conectarnos a internet y chatear por Messenger”, recuerda Iván con una sonrisa que lo transportaba a esas épocas.

“Cuando llegué al Humboldt II, además de todas las novedades del inicio de clases, me alegró saber que me había tocado con Iván, que si bien no lo conocía, lo había visto antes y me parecía simpático aunque era de otra promoción. En los primeros días de clase fue llamando mi atención, pero él no me dio mucha bola, y ahí quedó. Recién en quinto empezamos a conversar y nos dimos cuenta de que nos encantaba estar juntos. Siempre nos quedábamos un rato más en el cole y luego hablábamos por teléfono en la noche. Pero, no podíamos salir, porque Iván estaba castigado”, nos cuenta Ericka recordando lo travieso que era Iván en la época de colegio. “Creo que fue lo que más me gustó de él; además de lindo y buen chico, era super divertido estar con él”.

Luego de armarse de valor, Iván decidió el 21 de agosto del 2003, alrededor de las 2:30 pm, dar el gran paso y le dijo a Ericka para ir a conversar a la poza del Humboldt II y fue ahí donde empezó la relación. La frase “déjame asimilarlo” de Ericka, visiblemente emocionada, ante el clásico “¿quieres estar conmigo?” de Iván quedó inmortalizada y se convirtió en lenguaje cotidiano para los dos.

Ericka Núñez e Iván Mayandía

Ambos terminaron juntos el colegio, Ericka ingresó al Instituto e Iván a la Universidad de Piura a estudiar Administración de Empresas. Al terminar el Instituto, Ericka ingresó también a la Universidad de Piura a la misma carrera. “Según Iván, yo lo perseguía, pero en realidad fuimos poco a poco descubriendo nuestro camino y ambos terminamos estudiando lo mismo. Inclusive en algún momento trabajamos juntos en una institución financiera. Nunca tuvimos ningún problema porque cada uno respetaba el espacio del otro. También fuimos haciendo muchos amigos en común y son como nuestra familia ya que nos han visto juntos desde siempre.”

Ambos tenían las cosas claras, pero había que darle tiempo al tiempo; crecer, terminar de estudiar y empezar a trabajar. Iván terminó la universidad en el 2008 y Ericka en el 2010. En marzo del 2011, de vacaciones en Punta Sal, en una cena romántica a orillas del mar con todo el personal del hotel de cómplice, decidieron dar el siguiente paso. “Recuerdo la voz de Ericka diciéndome ‘sí quiero’ y me vuelvo a emocionar”, dice Iván.

Se casaron el 21 de setiembre del 2013, 10 años y 1 mes después de aquel día en la poza, que fue hasta ese entonces “el día más feliz de nuestras vidas”. Hasta ese entonces, porque unos años después, luego de algunos viajes juntos y de haber estudiado ambos un MBA, el 5 de junio del 2017 nació Fabrizio. Desde ese momento, nuestros días se iluminaron aún más y esa personita se convirtió en la razón de nuestras vidas trayéndonos más amor y sorprendiéndonos cada día con sus ocurrencias y travesuras. “Igualito a su papá”, dice Ericka. “Estamos tan orgullosos y nos sentimos tan identificados con los valores de nuestro colegio, el Humboldt, que nos encantaría que Fabri también pueda disfrutar, aprender y desarrollarse como nosotros lo hicimos ahí.” Quién sabe y tal vez Fabrizio termine conociendo al amor de su vida ahí, igual que sus papás.

Im Norden, im Süden, wo es nur immer ist,
vergiss nie, dass du ein Humboldtschüler bist.