Irene Rosario Gómez Santos: la voz de los inmigrantes en Valencia
Irene fue parte del sistema de ingreso lateral. Terminó el colegio en 1978, pero cursó, adicionalmente, la carrera de Comercio Internacional en la ESEP hasta 1982. Hoy es diputada en el parlamento de la Comunidad Valenciana, España, y ha aportado mucho a los derechos humanos de inmigrantes y a los derechos de las mujeres trabajadoras del hogar, como portavoz de su grupo político en la Comisión de Política Social y Empleo. En 2020, obtuvo el Reconocimiento del Consulado General de Perú en la Comunidad Valenciana y Murcia como representante público por su apoyo a la integración de la comunidad peruana en España.
Ella estudió Derecho en la Universidad de San Martín de Porres, en Lima, y ejerció como abogada durante algunos años, pero la situación en el Perú no se presentaba favorable y decidió buscar su futuro en España. Con mucho esfuerzo y sacrificio, homologó sus estudios para, finalmente, lograr el doctorado en Derecho Constitucional -cum laude, sobresaliente- por la Universidad Jaume I de Castellón.
Suena fácil pero no fue así,¿verdad? ¿Cómo te mantenías económicamente durante ese primer tiempo?
En la época de los 90, muchas mujeres comenzaron a trabajar y buscaban a personas que les cuidaran a sus hijos o a un adulto mayor. Era un nicho para las mujeres inmigrantes donde se encontraba trabajo con facilidad. Fue muy dificil para mí, después de haber estudiado tanto en Perú, empezar de cero. Pero las mujeres peruanas somo guerreras y yo aspiraba a más. Paralelamente a trabajos domésticos, comencé a estudiar el idioma valenciano y actualicé mis conocimientos de informática. Tuve la oportunidad de ingresar a trabajar en el sector de hostelería y hotelería y llegué a ser gobernanta de un hotel de 4 estrellas en Castellón. También participé como técnico especialista en proyectos internacionales en una Fundación vinculada con la Universidad Jaume I. Pero mi desarrollo profesional despega al trabajar en la Agencia de Desarrollo Local del Ayuntamiento de Castellón y, finalmente, como asesora jurídica en el grupo parlamentario en les Corts.
Por mi experiencia de vida, me volví una activista de los derechos humanos de los inmigrantes. Entre 8 a 10 % de la población de Valencia posee origen migrante y teníamos muchas dificultades y mermas en nuestros derechos laborales. Nos fuimos organizando; constituimos una asociación con mujeres de diferentes nacionalidades y empezamos a velar por nuestros derechos humanos y luego los laborales. Y así empezó mi carrera política. Actualmente, y por segunda vez, soy diputada autonómica en la X Legislatura de 2019 a 2023. Lo fui también en la anterior legislatura del 2015 al 2019, donde era inclusive parte de la mesa directiva.
¿Qué derechos humanos no prevalecían para los inmigrantes en aquel entonces?
Por ejemplo –aunque no es un derecho humano en sí- el derecho a tener documentación. Aquí vivían muchas mujeres indocumentadas y luchábamos por el permiso laboral.
La igualdad de oportunidades: por ejemplo, las trabajadoras del hogar (hoy en día ya es diferente) laboran informalmente, sin contrato, en condiciones muy precarias –como le dicen en el Perú– con “cama adentro” trabajando 18 a 20 horas diarias.
Referente a temas migrantes, no se trabajaba casi nada en el parlamento valenciano y he impulsado cerca de 30 iniciativas parlamentarias para mejorar los derechos de los inmigrantes. Por ejemplo, una persona indocumentada, sin permiso de trabajo ni residencia, no podía acercarse a una comisaría para denunciar un hecho delictivo o un maltrato, porque automáticamente le abrían un expediente de expulsión del país. A raíz de una iniciativa mía de que se estaba vulnerando el derecho de la justicia pese a no tener un documento de identidad, ahora ya no se puede detener a una persona indocumentada que va a denunciar un robo o una paliza.
¿Influyó el colegio Humboldt en tu desarrollo personal o profesional?
Tengo disciplina alemana, soy súper puntual, cuando quedo con alguien lo cumplo, lo que prometo lo cumplo o intento hasta el último segundo. Hoy ya soy abuela y mi nieta está aprendiendo alemán, a pesar de que no va a un colegio alemán, pero me parece importante tener el idioma como una herramienta para su futuro. Curiosamente, durante los años de la crisis española de 2012 a 2014, trabajé en Alemania, en Hamburgo, en una empresa que comerciaba con productos españoles. El idioma alemán lo recordé con facilidad y pude afrontar esos años con éxito gracias al Humboldt.
Recuerdo con mucho cariño mis años de colegio, a varios profesores como al Sr. Wehmeier, quien me enseñó a no temerle a las matemáticas, Frau Boner, Frau Pomareda. Tengo una muy buena redacción sin mayores fallas ortográficas gracias al colegio. Sigo en contacto con varias compañeras de clases; gracias a lo tecnológico, el contacto es más facil hoy en día, inclusive he viajado con compañeras a Los Ángeles y a San Francisco, un reencuentro feliz de amigas. Yo era alumna del programa de ingreso lateral con una beca completa y tenía muy buenas calificaciones, en especial en Alemán.
¡Felicitaciones, Irene, por la labor que has emprendido!