Luis Kuon, prom 1995
Cuando uno viaja a Alemania se impresiona, entre otras cosas, de la industria de la energía eólica muy presente en su geografía. Descubrimos que tenemos a un exalumno dedicado a esa rama.
Luis, ¿cuáles fueron los motivos por los que decidiste estudiar ingeniería industrial en Alemania?
En retrospectiva, realmente creo que la elección de la carrera Ingeniería Mecánica-Industrial, tanto como el proceso académico por el que pasé, fue un golpe de suerte. Al egresar del colegio AvH a los 18 años con el Abitur bajo el brazo, sinceramente, no tenía mucha idea de lo que me gustaría estudiar (a los 18 años y habiendo vivido todo el tiempo en el hogar familiar, no tenía la mínima idea de cómo sería una vida fuera de ese núcleo y/o de manera independiente en otro país). Aplicando la simple lógica de que Ingeniería Industrial proponía poder desempeñarse tanto en un rol administrativo como técnico, apunté a dicha carrera.
¿Cómo describirías tu trayectoria académica en esta carrera en Alemania?
Al haber obtenido una buena base en las matemáticas a mi paso por el colegio AvH y por el Abitur, sentía que yo estaba suficientemente equipado para una carrera de ingeniería. Efectivamente, al iniciar mis estudios (en la Universidad Técnica de Darmstadt), tuve una buena noción de las matemáticas que nos enseñaban en esos primeros ciclos… irónicamente y para darse una idea de las exigencias académicas en esta universidad, dentro de todo el currículo técnico, Matemática resultaba ser el curso más “fácil” para mí… sin realmente serlo.
Obviamente, la sola elección de una carrera no contribuye ni en el 30% al éxito académico, si uno no permanece en la carrera elegida por convicción, y asumiendo los muchos retos que la acompañan: adaptarse con la llegada de Lima a Alemania, un nuevo entorno, un nuevo clima y nuevos círculos sociales (en épocas donde ni siquiera usábamos celulares para comunicarnos, mucho menos redes sociales!), estaban ahí las largas semanas de estudios para un solo examen, soportar clases altamente teóricas (que terminaban alejándome de los salones) y, en los primeros años, la falta de tiempo por obligaciones académicas, de poder escapar aunque sea unas semanas del invierno alemán y visitar Lima, a la familia y amigos de antaño. Curiosamente, cuando me mudé de Darmstadt a Berlín para continuar allí mis estudios, todo mi desempeño académico mejoró, y eso a pesar de tener en Berlín un millón más de distracciones que una ciudad de 100 000 habitantes. Es ahí cuando me di cuenta de que uno tiene que sentirse a gusto con su entorno, para poder desempeñarse bien, explorar (y explotar) todo su potencial, quizás para poder alcanzar así una paz interior al sentirse a gusto, lo cual le permite a uno también poder y querer “echar raíces”.
En resumen, puedo decir que como en el deporte, a lo largo del “trayecto” de la vida, uno tiene que ir conociéndose a sí mismo, sus limitaciones y potenciales, dígase practicar constantemente la autorreflexión para tomarse “el pulso”. Así y a punta de perseverancia y determinación, uno llega a entender qué busca o quiere y logra plantearse llegar a la meta de la mejor manera que le es posible.
¿Como es que ingresas a un rubro tan poco común como es la energía eólica, más aun considerando que lo hiciste hace ya 15 años?
Otra incursión que fue casi por casualidad. En mis estudios de Ingeniería Mecánica-Industrial, opté por un enfoque en el área de Supply Chain Management y Logística, por lo cual, ya a punto de entregar mi tesis y finalizar mis estudios, surgió una oportunidad de trabajo en una consultoría dedicada a temas logísticos establecida en Berlín. Cabe recalcar que Berlín en ese entonces (y aun hoy) carecía de cualquier tipo de industria (automotriz, de manufactura o cualquier producción a gran escala), por lo que, para un ingeniero recién egresado, no había demasiados rubros que escoger para buscar un buen empleo situado en Berlín. Tomé la oportunidad sin pensar en más que la comodidad de poder permanecer en Berlín. Ya en los primeros meses de mi trabajo como consultor, me di cuenta de que eso no era lo mío: viajar todas las semanas de lunes a jueves a algún proyecto en la provincia alemana y alejado de cualquier interacción entre colegas o la falta de temas que fueran más allá de la logística. Fui muy arriesgado al decidir renunciar por cuenta propia en la etapa de prueba (en Alemania, comúnmente, los primeros seis meses de empleo), ya que esto ocurría durante mediados de 2008, casi en paralelo al inicio de la gran crisis financiera que llegó a Europa con la bancarrota de Lehman Brothers y el debacle inmobiliario en los EEUU. En estas circunstancias, rápidamente, entendí que debía expandir mi búsqueda de empleo fuera de Berlín si quería llegar a trabajar.
En esa época la energía eólica y solar venían teniendo un auge en Alemania, debido a los subsidios obtenidos del gobierno para el desarrollo de proyectos renovables; Hamburgo había atraído a muchas empresas de ese rubro (además de que el norte alemán está estrechamente vinculado con la energía eólica de Alemania en general, por los buenos vientos en toda la región) y aún generaba muchos empleos. Sin realmente tener una intención moral de incursionar en un campo con objetivos tan nobles, tomé la decisión de evitar un desempleo prolongado y de poder aplicar mis conocimientos de logística y Supply Chain en un cargo innovador dentro de una empresa alemana que producía turbinas eólicas onshore. Ese fue mi primer cargo y mi primera empresa en el rubro, al cual le siguieron muchos roles comerciales y estratégicos en la venta de las mismas turbinas, pasando también por consorcios globales como Siemens y General Electric. Ya hace algunos años cubro cargos en el área de compras de turbinas eólicas para el mercado offshore.
¿Cómo caracterizarías la industria eólica y la evolución que has podido observar en estos 15 años en ella?
Queriendo quizás también desmitificar un poco la imagen común con la que son asociadas las energías renovables, de estar representadas por gente con principios ecológicos o intenciones de pelear por el medio ambiente, puedo decir que -a pesar de ser muy obvios- los objetivos sostenibles de esta industria, la mayoría de actores en ella, se involucran, también y sobre todo, con un propósito puramente económico, ya sea por ganar dinero produciendo componentes, turbinas o con la venta de energía o incluso derechos de proyecto. Al depender todos nosotros de energía para diversos usos, diría abiertamente que el mundo de la energía, sea fósil o renovable, siempre es y será una fuente que capta intereses monetarios por encima de todo.
En mis 15 años en la industria, puedo afirmar que esta ha evolucionado y crecido increíblemente a nivel de tecnología y alcance global. Yo comencé en el área de eólica onshore, que se sitúa en parques con turbinas de viento en tierra firme; turbinas que en el 2010 tenían capacidades 2,5-3 MWs, y hoy en día ya alcanzaron mayores dimensiones y niveles de 6-7,2 MWs cada turbina. Igualmente, esto se aprecia en la expansión de mercados. A finales de la década del 2000, la industria estaba bastante concentrada en Europa Occidental, lo cual fue cambiando y expandiéndose hacia Europa del Este o hacia nuevos mercados como Sudáfrica, Ucrania y hasta Egipto, a pesar de que esta última sea primordialmente una región obvia para aplicar energía solar. Hoy en día, la eólica onshore está presente en todos los continentes.
En el campo de offshore, la evolución de la energía eólica en parques situados en el mar ha sido más radical. Si hace 15 años existían solo muy pocos mercados (Dinamarca, Alemania e Inglaterra) y cada turbina tenía entre 4-6 MWs de potencia (con lo que se definía así a los parques eólicos de máximo 100-200 MWs en total), hoy en día el mercado offshore se ha globalizado: ahora hay parques eólicos offshore en desarrollo en zonas como Japón, la costa de California o la Península Ibérica. Y respecto de la tecnología e innovación, hoy en día, se plantea ya la posibilidad de instalar parques eólicos incluso en altamar (en aguas con más de 50m de profundidad), con fundaciones “flotantes”, dígase no enterradas al subsuelo, y llevando turbinas de 15-18 MWs cada una (¡más de 3 veces la capacidad de una turbina onshore!) con capacidades totales de más de 1 GW de potencia en cada parque eólico.
¿Han aumentado las instalaciones de energía eólica por la demanda de energía causada debido a la guerra entre Ucrania y Rusia?
Sí y no. Como indiqué antes, es, sobre todo, la evolución de la industria eólica a nivel de dimensiones y capacidad de producción de energía la que ha permitido que, teniendo cada vez turbinas y zonas de parques eólicos más grandes, el costo de generación de energía eólica haya sido cada vez más bajo. A esto se le suma la madurez de los procesos, la mejor cobertura de riesgos, la experiencia y los buenos resultados de los proyectos ya realizados; lo que ha fomentado, por lo menos a nivel europeo, que se le dé cada vez más cabida y así más apoyo económico a esta industria. Obviamente, a raíz de la invasión a Ucrania por parte de Rusia, muchos de los gobiernos europeos que hasta entonces dependían de Rusia para su suministro de energía (a base de gas) también se vieron forzados, de la noche a la mañana, a buscar otras fuentes de energía. Este cambio de “mindset” es el que ha llevado a la Unión Europa y otros gobiernos a empeñarse en el fomento de dicha fuente de energía y a asegurar la independencia energética con el desarrollo de más áreas de parques offshore, entre otros. Y es que la eólica offshore es, actualmente -en comparación con onshore, la fotovoltaica y demás energías renovables-, la fuente con mayor capacidad de producción; dígase niveles de MWh a producir, sobre todo, si se considera que, en muchas regiones con alta densidad demográfica, lo que más falta es espacio, con lo que se limita así posibles áreas para paneles solares o turbinas eólicas onshore. En cambio, el espacio en el mar es inmensamente extenso, además de que estas zonas cuentan comúnmente con excelentes vientos.
¿Qué futuro le ves al desarrollo de la energía eólica?
Yo soy muy optimista respecto del futuro de la industria eólica, ya que veo que su evolución ha sido muy orgánica y consecuente a nivel de tecnología y procesos a lo largo de las últimas dos décadas. Si hoy en día se habla de planear áreas de parques offshore en las costas de Australia, Colombia o el Golfo de México, se debe a que la industria ya ha logrado superar muchas adversidades que enfrentaba en sus inicios y tiene hoy soluciones para los distintos problemas y regiones marítimas (y los problemas van desde posibles tempestades durante la instalación de las turbinas, hasta la necesidad de un helicóptero para el mantenimiento seguro de las turbinas en sus 25 a 30 años de vida). Lo que sí sigue siendo una gran traba para un mayor crecimiento de esta fuente energética, sobre todo para offshore, es que el nivel de inversión para desarrollar un parque eólico es increíblemente alto, y no cualquier empresa quiere o puede cubrir un gran riesgo financiero de manera individual, si el tiempo de retribución de capital invertido no será a corto o mediano plazo (en algunos casos, este ni siquiera llega en los primeros cinco años).
Creo que, en muchos mercados, ya sean estos nuevos, de menor potencial económico y constituidos en su mayoría por actores locales, lo más lógico va a ser que diversos actores se asocien para un desarrollo conjunto de dichos parques, y dividan así los riesgos y los gastos. No sé si lo offshore se vaya dar en algún momento en el Perú, pero confiaría que con todos los vientos que tiene la costa peruana, el potencial de parques eólicos onshore a lo largo de ese territorio es aún inmenso y tendría muchos más años para seguir siendo desarrollado, antes de tener la necesidad de “irse al mar”.
Hoy ocupas el cargo de Senior Global Category Manager, responsable estratégico en las compras de turbinas eólicas offshore. ¿Cuáles crees que son los factores para tener una carrera profesional exitosa?
Yo no quiero hablar de éxito, porque creo que este solo puede ser visto de manera subjetiva. Algunos llaman “éxito” a ser nombrado el CEO de una empresa, otros se sienten realizados teniendo 30 personas a su mando y otros consideran lo máximo andar de viaje 200 días al año. Yo encuentro la satisfacción en mi trabajo, en el equilibrio de tareas y libertades, en un rol donde puedo conocer diferentes áreas de una empresa y mercados y donde mi opinión es muy respetada por el resto. Y creo que para llegar a una posición así, uno debe invertir mucho tiempo en conocerse a sí mismo a lo largo del trayecto laboral, y encontrar y mantener la pasión por el cargo o las distintas tareas que a uno le tocan. En mi experiencia, es muy irónico que, a lo largo de los años de experiencia laboral, cada rol me ha dado siempre más satisfacción que el anterior, a pesar de que cada siguiente tarea ha venido con más responsabilidad que la antecedente. Y eso creo que se debe más a la facilidad que uno va ganando con la experiencia adquirida en el desempleo de un cargo, y la convicción del “qué y cómo hacer”, más allá del mayor sueldo que con el paso del tiempo uno gana o puede exigir por la experiencia acumulada.
El éxito para mí también se mide en el aprecio que uno llega a recibir en su entorno: cuando trabajaba en ventas, lo era la confianza que tenían o adquirían los clientes conmigo. En mis cargos en compras he sentido que es mi interés intrínseco de llevar un proyecto al éxito y una curiosidad instintiva que tengo en diversas áreas, las que siempre han resultado en el respeto de mis superiores, jefes de proyecto y también colegas directos, y en la confianza que demuestran todos ellos de que yo desempeñaré bien cualquier tarea.
Lo más elemental para poder desenvolverse bien en cualquier cargo es no fingir ningún comportamiento ni simpatías hacia otros o sublevarse a la opinión general del grupo, y lo peor de todo: el no saber decir “no”. En muchas situaciones, brindar la más honesta opinión de manera objetiva, así esta sea poco popular, es la mejor base para ganar perfil propio y permanecer honesto consigo mismo. Mientras uno tenga una razón del porqué quiere hacer algo de cierta manera (o cree firmemente en algún propósito) o tome cierta decisión, lo más satisfactorio que uno puede conseguir, es terminar de convencer a la otra parte de tus ideas – y en caso de que a uno se le demuestre claramente una mejor solución, asumir abiertamente la propuesta ajena. Eso siempre es clave en cualquier trabajo conjunto y en dinámicas de equipo.
Tú además trabajas para la fundación LAFVE, donde eres coordinador del grupo de mentores. ¿Qué pueden estudiar y cuáles son los requisitos y compromisos que se originan por la beca que ofrecen?
En Alemania, hacen cada vez más falta jóvenes que estudien una profesión de capacitación técnica (y/o comercial) y que se desempeñen en dichas áreas. Desde su creación hace más de año, me he involucrado de manera voluntaria en la fundación alemana LAFVE, situada aquí mismo en Hamburgo, que promueve y apoya financieramente con becas, a jóvenes de Latinoamérica que no disponen de medios económicos, pero sí de aspiraciones profesionales de seguir una capacitación técnica en Alemania. Un prerrequisito es que tengan un cierto nivel de alemán (B1) y que sean de edades compatibles con dichas capacitaciones, entiéndase entre 18 y 23 años (o algo más).
Las metas de la Fundación no son solo apoyar al becario/a a ganar conocimientos en el entorno técnico de una Alemania industrial, sino que idealmente este individuo tenga el deseo de volver a su país de origen a aplicar estos conocimientos ganados y así desenvolverse en un mejor cargo, en alguna empresa alemana representada localmente. Es muy importante aclarar que la fundación apoya capacitaciones técnicas (las llamadas “technische Ausbildungen”) y no estudios superiores universitarios. Esto se debe a diversas razones, pero, sobre todo, porque los estudios superiores son mucho más extensos (cinco años o más) y tienen diferentes fases muy teóricas en el currículo que pueden desanimar a más de uno en tan largo periodo. La fundación LAFVE planea lograr resultados a mediano plazo (las capacitaciones tienen una duración de 2 a 3 años máximo) e, idealmente, tener varios becarios a la vez, lo cual sería mucho más difícil y costoso en caso de hacerlo para estudios universitarios.
Las opciones de estudio son -como ya indiqué- de corte técnico, y se extienden por diversos rubros desde la medicina técnica, robótica o mecatrónica, e-mobility y obviamente también las energías renovables, entre muchas otras ramas técnicas. En el proceso de selección, se le pide al candidato/a aplicar con los diferentes documentos, una carta de motivación, la cual también incluya la capacitación técnica deseada. Se pueden solicitar mayores detalles a través de la página de la fundación (https://www.lafve.org/es/).