1973 – 2013: Cuarenta años de humboldtianos de ingreso lateral
Testimonio de la primera promoción
En el año 1973 el colegio abre sus puertas para recibir alumnos que habiendo obtenido notas sobresalientes en otros colegios peruanos deseaban aprender alemán y formarse en una institución educativa de encuentro binacional, entre la cultura alemana y peruana. Los postulantes tendrían que estar cursando el 5° grado de primaria e ingresar al nuestro en 1° de secundaria. Desde entonces, a esto se le llamó ingreso lateral. En la primera promoción fueron seleccionados 30 alumnos. Una de ellas fue María Morales Bayona, quien actualmente es madre de familia de dos hijos en nuestro colegio.
A continuación su testimonio
“Transcurría el año 1972. Estudiaba en la entonces Gran Unidad Escolar de Mujeres en Miraflores y nuestra profesora, la señorita Mercedes, entró al salón para comentarnos que haríamos unas pruebas para acceder a la posibilidad de continuar nuestros estudios en el Colegio Peruano Alemán, nada menos que becadas, luego de un riguroso proceso de selección. Sólo pensarlo nos pareció una idea lejana e inalcanzable. Regresé a mi casa y se lo comenté a mis abuelos paternos, con quienes vivía desde los 3 años de edad. Ellos no entendieron muy bien de qué se trataba. Yo, no tenía mayor idea. Sin embargo, después de unos meses de preparación con clases intensivas de alemán y matemáticas, al lado de chicas y chicos que venían de otros colegios estatales y con los cuales compartimos esta nueva y gran aventura, fuimos seleccionados sólo 30 del total para formar la primera sección por ingreso lateral del Colegio Peruano Alemán Alexander von Humboldt. Así fue como iniciamos en el año 1973 el 1° de secundaria en el que sería nuestra Alma Mater para toda la vida y la de nuestros futuros hijos.”
María sigue contándonos que estudiar en el Humboldt significó vivir la experiencia del encuentro de dos culturas. “Lo que traíamos de nuestros respectivos hogares se relacionaba cada día con nuevas costumbres y valores culturales de los profesores llegados de Alemania. Los nuevos compañeros de clase y las distintas pedagogías nos atraparon desde el primer día.”
¿Tienes recuerdos del primer día de clases? – le pregunto. Me cuenta que, “era la primera vez que tenía contacto cercano con el idioma alemán. Tenía una enorme curiosidad y aunque sabíamos que algo muy bueno sucedería, sentí también mucha incertidumbre. El primer día de clases tuve mucha cautela, sin embargo, no estaba sola. Éramos 30 que nos identificábamos como grupo para lo nuevo. Ese sentimiento fue muy favorable, porque cuando nos integraron con las otras secciones donde había alumnos que se conocían desde el Kindergarten, fuimos haciendo amigos. Hasta hoy seguimos manteniendo el contacto después de varias décadas de haber terminado el colegio.”
¿Recuerdas algo en especial?
“Cómo no recordar a nuestros primeros profesores del colegio, alemanes y peruanos” – responde de inmediato. “Creo que nos miraban con mucho cariño y para ellos era estimulante dar clases a un grupo de niños (en esa época la mayoría no pasaba de los 10 años de edad), muy curiosos, ávidos de aprender y que participaban todo el tiempo durante la clase. Estaban maravillados.
Cómo olvidar cuando en nuestras primeras clases de alemán nos contaban, entonces a través de diapositivas y una grabadora, la historia de una familia alemana que vivía en un pueblo cerca de Nuremberg. Quedamos fascinados con las historias de Hans y Liselotte, los hijos de la familia Schaudi… historias y personajes que despertaron en nosotros la necesidad de conocer cada vez más sus vivencias, y a través de ellas las expresiones y el vocabulario cotidiano de la zona, “Gruess Gott, wie komme ich am besten zur Burg, bitte?...”
Años más tarde, cuando ya habíamos adquirido cierto conocimiento del idioma y, siguiendo la tradición, nos contagiamos igualmente, como todos en el colegio, con el “Humboldt Deutsch”, una manera de utilizar el lenguaje hablado mezclando arbitrariamente vocabulario alemán y castellano en una misma frase u oración, “la Frau, tal…, el Herr, tal…, tenemos Ferien…, uy, no hice el Hausaufgabe!”…
Ya adolescentes y en la ESEP (Escuela Superior de Educación Profesional) Ernst Wilhelm Middendorf, después del 3° de secundaria, nos agruparon según el programa que escogíamos. Fue genial. Vivimos los primeros días del nacimiento del ahora Humboldt II: teníamos un solo edificio, los alrededores todavía en construcción; las horas de deporte las hacíamos en el Club Germania y no teníamos una cancha deportiva propia o auditorio propios.
Antes de terminar la ESEP la mayoría hizo prácticas en su especialidad en las diferentes empresas afiliadas a la Cámara de Comercio Peruano-Alemana. Algunos inclusive trabajan hasta hoy en alguna de ellas. Otros optamos por ir a la Universidad. Para entonces tenía la intención de estudiar Medicina Humana. Sin embargo, la idea de estudiar en el Perú era muy lejana, ya que mis abuelos eran de avanzada edad y no habrían podido solventar tan largos estudios. Postulé a una beca completa para estudiar Medicina en Polonia. Estudiar Medicina en Alemania no era posible ya que no otorgaban becas para estudios en Ciencias de la Salud. Polonia estaba muy cerca de Alemania y efectivamente después de hacer el pre-grado de Medicina en la ciudad de Gdansk, continué y terminé mis estudios en Ulm, donde igualmente hice mi Internado y Prácticas Profesionales. Siempre tenía el anhelo de regresar al Perú, ejercer aquí, conocer y aplicar todo lo que había aprendido en el extranjero.
Eran los años 90. El regreso y la reintegración no fueron fáciles. Todavía la situación política y social estaba muy movida, pero un nuevo reto siempre es valioso e interesante.
Revalidé el título profesional, hice un nuevo Internado en un hospital público en Lima, luego el Servicio Rural y finalmente me especialicé en lo que hago actualmente, Endocrinología, especialidad que trata las enfermedades que se producen por la alteración en la función de las glándulas endocrinas, como la Diabetes mellitus, el hipo- e hipertiroidismo, entre otras.
El dominio del idioma alemán, “deutsche Sprache, schwere Sprache”, fue la base para aprender otros idiomas. La lengua polaca, a pesar de que es una lengua con raíces diferentes, me resultó fácil de aprender. El nivel de alemán que recibimos en nuestro colegio es bastante alto.
Ahora tengo dos hijos en el Humboldt, ellos están desde el Kindergarten y se defienden muy bien con el idioma, a pesar de que no lo hablan en casa.
Somos una familia que se reafirma en la educación de un colegio de encuentro cultural y binacional como el Humboldt.