Caspar David Friedrich – 250 años desde su nacimiento
Una franja horizontal divide el espacio. Es un paisaje abierto, más allá de los límites del
tiempo del cuadro. El cielo abarca poco más de tres cuartas partes del espacio. Teñido
de ligeros toques de rosado, remite a un atardecer o, tal vez, a un amanecer. Es esa hora
incierta cuando la luz hace que las cosas se iluminen. Todo cobra más sentido, todo es
más intenso. El mar y parte de la tierra ocre: una franja bastante plana otorga claridad a
lo terrenal, a lo cercano. Solo hay una persona en todo el espacio: un monje.
Apreciamos su vestimenta larga, hasta el piso, oscura, negra en realidad. Vemos la
cabeza desde atrás, apenas un atisbo de color rojizo. El cuerpo se ladea ligeramente
hacia la izquierda, vacila, abrumado por la inmensidad de lo que observa, de ese mar
profundo y misterioso. El vacío
Caspar David Friedrich nace un 5 de septiembre del año 1774 en Greifswald, en la costa del mar Báltico en Alemania. Caspar es el sexto de diez hijos de Adolph Gottlieb Friedrich, jabonero y cerero, y, con solo 7 años, pierde a su madre debido al tifus, así como también a dos hermanas, Elizabeth y María. Unos años después, su hermano Johann Christoffer muere al lanzarse al agua helada de un lago, para salvarlo a él que había caído. La educación de su padre es rígida y está marcada por principios protestantes, como las enseñanzas de los escritos religiosos del teólogo Gotthard Ludwig Kosegarten, que influyen en su forma de ver el mundo y en su relación con la naturaleza.
Ya a partir de 1790, Caspar David hace sus primeros estudios artísticos, copiando pinturas y vistas de la colección de Johann Gottfried Quistorp, su profesor de dibujo y maestro. Él es el que lo convence de inscribirse en la Academia de Copenhague a estudiar, donde permanece desde 1794 hasta 1798. La Academia de Copenhague es 2 considerada la más liberal de Europa en la época. Durante esos años, Friedrich realiza numerosos trabajos: aprende a copiar modelos en yeso, a retratar el cuerpo humano y a dibujar del natural. Su acercamiento y observación de la naturaleza se intensifica y su técnica se muestra minuciosa en el dibujo de los contornos.
En 1798, el artista se muda a Dresden, donde adopta los ideales románticos como la espiritualidad del arte. Dresden gozaba de un movimiento artístico constante; no en vano se le conocía como “la Florencia alemana” en el siglo XVIII, con una importante escuela de paisajistas. Friedrich se inscribe en la Academia de Bellas Artes, pero asiste poco a los cursos. Se dedica más a visitar las colecciones de las galerías y a hacer estudios del natural en los alrededores.
En 1801, viaja a Neubrandenburg y a Greifswald. Luego, a la isla de Rügen, famosa por sus declives escarpados, sus restos prehistóricos y sus blancos acantilados. Esos paisajes lo fascinan y lo ayudan a desarrollar un estilo propio. Así se distancia de sus modelos. Es también en ese período cuando desarrolla una poética particular. Influido por sus lecturas de Kosegarten, Friedrich concibe la naturaleza como manifestación divina y el arte como mediador entre el hombre y Dios. La representación fiel de la naturaleza asume un significado religioso y se convierte en evocación del mito.
“Debo entregarme totalmente a lo que me rodea, unirme a mis nubes y a mis rocas, para conseguir ser lo que son. La naturaleza me sirve para comunicarme con la naturaleza, y con dios.” En sus cuadros, Friedrich no solo representaba paisajes, mostraba estados de ánimo y sentimientos; añoranza, melancolía, reflexión y amor por la naturaleza. El paisaje exterior evoca dramas interiores, la gravedad del sufrimiento. La culpa, la tristeza y la obsesión por la muerte fueron constantes. Caspar David Friedrich destinaba mucho tiempo a la soledad y tuvo períodos de depresión. De carácter a veces huraño, era sumamente exigente con el orden y le gustaba que su taller no tuviera nada que lo distrajera. Eso es algo que llamaba la atención a sus colegas pintores contemporáneos cuando lo visitaban, acostumbrados al habitual desorden de un atelier. Su amigo, el también pintor Wilhelm von Kügelgen, relató, en sus recuerdos de juventud, cómo era el taller: “En cambio, el taller de Friedrich estaba tan absolutamente vacío, que Jean Paul [un escritor muy popular de entonces] hubiese podido compararlo con el cadáver destripado de un príncipe. No había en él más que un caballete, una silla y una mesa, sobre la que colgaba, como único adorno mural, una solitaria regla de dibujo, de la que nadie hubiese podido imaginar tal honor. Incluso la caja de pinturas -tan justificada-, los frascos de aceite o los trapos manchados de pintura habían sido desterrados a la habitación contigua, porque Friedrich opinaba que todos los objetos externos perturbaban el mundo pictórico interior.”
Caspar David Friedrich es el pintor de paisajes más importante del romanticismo. Sus obras están en los museos más importantes del mundo y hay innumerables publicaciones, exposiciones e investigaciones en muchos idiomas y países fuera de Alemania que denotan el interés y la fascinación que su arte provoca. También se puede notar su influencia en las ilustraciones de cuentos famosos, como los de Perrault, Andersen, los hermanos Grimm, y en películas animadas, como la clásica Blanca Nieves, de Walt Disney, o en películas de ficción entre muchas otras. Los contornos de los árboles sin hojas y los cielos misteriosos, la atmósfera nocturna, el contraste intenso de 3 un primer plano con el fondo, los colores del ocaso, luminosos, son elementos que hacen su obra única e imponente. Evoca un espíritu que va más allá de lo inmediato.
Este 2024 se cumplen 250 años de su nacimiento. Una gran exposición lo conmemora. Se inaugura en Berlín desde el 19 de abril: “Caspar David Friedrich. Paisajes infinitos”. Se muestran 115 pinturas y dibujos que ofrecen una mirada profunda del talento y filosofía existencial del pintor, un artista que ha trascendido en el tiempo del arte, que se anticipó a las tendencias dadaístas, surrealistas y abstractas del siglo XX y sigue más vigente que nunca
Helena Camino
Coordinadora de Arte