¿Es correcto el uso de la inteligencia artificial para hacer las tareas?
Cuando se inventó el teléfono, algunas personas se negaron a usar los aparatos dentro de sus casas, porque pensaban que gente extraña invadiría sus vidas privadas e “ingresarían” en la esfera de su intimidad con solo una llamada. Con los años, nos hemos dado cuenta de la necesaria herramienta en la que se convirtió el teléfono y resulta difícil imaginar que alguien sostenga aún estos argumentos negativos sobre dicho invento. A pesar de esto, todos sabemos que actos repudiables como las llamadas de extorsionadores pueden ejecutarse desde el teléfono. Una vez más, como en el caso del internet, nos enfrentamos al dilema de una invención del talento humano que puede emplearse para acciones prohibidas. Una vez más, el problema no se encuentra en el objeto en sí, sino en el uso desvirtuado que ejecutamos con él.
La inteligencia artificial es una forma de nombrar al acelerado procesamiento de masiva información que termina pareciéndose al discurso de un ser humano ante las preguntas, cuestionamientos o trabajos que requiramos en nuestra vida académica o en el día a día. Preguntarle a Alexa acerca de datos concretos o pedirle al Chat GPT que redacte una carta comercial por nosotros no implican mágicas atribuciones ajenas a nuestras capacidades mentales que cedemos a una inteligencia superior. Por lo mismo, se trata, más bien, de usar una herramienta para conseguir un fin, como usar una escoba para barrer en lugar de juntar la basura con las manos. No se trata, de ninguna manera, de cambiar, suplantar o delegar nuestra identidad, nuestro deber, nuestra responsabilidad y, especialmente, nuestro propio aprendizaje en un objeto.
Los profesores, que son nuestros guías en el aprendizaje, propondrán la posibilidad de ayudarnos con una herramienta como la inteligencia artificial o no, porque ellos saben las capacidades que debemos desarrollar a través de alguna tarea o de algún ejercicio. Anteponer el uso de la inteligencia artificial a los requerimientos de una tarea automáticamente perjudica el desarrollo intelectual que debemos alcanzar de manera básica en la escuela. Asimismo, creer que las máquinas poseen una “inteligencia artificial” (en realidad, más artificiosa que artificial) significa confundir el concepto de inteligencia (distintivo del ser humano) con el acopio acelerado de datos. Una máquina todavía no sustituye la capacidad innata del pensamiento del hombre, aunque puede ayudarlo si este se mantiene en el recto camino moral y entiende cuál es el lugar, el nombre y la esencia tanto de los medios como de sus objetivos.
Luis Landa