Un viaje musical en cuarentena

Un viaje musical en cuarentena

Una de las motivaciones más grandes de nosotros, los artistas, es poder expresar frente a otros lo que tenemos dentro del modo en que nuestro arte nos lo permita. En palabras poco más románticas: poder compartir nuestro arte es la manera de expresarnos y ser comprendidos. Para mí, tocar el saxofón se convirtió en una situación a la que la cuarentena no aportaba, al menos no del modo como lo había venido haciendo en los últimos diez años de mi vida. En algún momento, se me cruzó por la cabeza que esto podría estar replicándose en los chicos de las bandas del colegio, por el hecho de que muchos de ellos han pasado quizás los últimos tres años de sus vidas (probablemente algunos de ellos más tiempo) poniéndole mucho esfuerzo a un instrumento musical, con la finalidad de poder compartirlo frente a los demás. Acostumbrados a afrontar, cada año, nuevos retos en las bandas, ensambles, ensayos y conciertos, tiene que haber sido difícil dejar a un lado tan bruscamente todo esto. Por todo ello, un proyecto empezó a dar vueltas en mi mente y gracias a una llamada telefónica del CCP pudo hacerse realidad. 

Pin Musical

Era mediados de junio y se acercaba el día del maestro, y el CCP me propuso realizar un video de tres minutos y medio, con el cual pudiésemos conmemorar el trabajo arduo de nuestros profesores en todos estos años, pero, especialmente, en los últimos meses de confinamiento. El video necesitaba acompañamiento musical y qué mejor que la “Humboldt Lied”, que representa un trabajo en colaboración de alumnos. Decidí que podríamos reinventarlo, hacerle algún arreglo musical especial, poner a nuestros chicos a tocar y grabarlo. Pero ¿cómo hacerlo desde sus casas?. En los últimos meses, los músicos hemos intentado reinventarnos desde el inicio de la cuarentena y una de las grandes facilidades que nos han brindado las redes sociales y las nuevas tecnologías es la oportunidad de hacer colaboraciones entre nosotros, cada uno desde su casa. Era hora de lanzar el proyecto y hacerlo realidad. ¿Cuál era? Algo sencillo: que cada uno de los chicos de la Humboldt Big Band recibiera la partitura en su casa, grabase en audio y video, y yo me encargaría de recopilar todo. 

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Sonaba a un plan sencillo, pero tener a 20 chicos (cada uno en su casa) cerca a exámenes y comprometidos con el nuevo método de aprendizaje, supuso un reto más grande. Además de hacer el arreglo musical, editar y mezclar el audio y, por último, hacer el video… esa es una historia para otro Klick. Cuando les propuse a los chicos que haríamos este regalo, todos se mostraron súper felices y muy motivados a hacerlo. Todo esto supuso un reto muy grande, puesto que muchos nunca se han grabado tocando en sus vidas, solo han tocado en conciertos en vivo o en sus cuartos. Pero esto no los detuvo y muchos pidieron ayuda a sus padres, quienes les dieron la mano con la cámara e hicieron de sus casas un set de grabación. Es un hecho que gracias al excelente trabajo conjunto que Rubén Romero, los profesores de especialidad instrumental y los chicos han venido haciendo durante los últimos años en el programa de música, la balanza se fue de nuestro lado. Casi faltando una semana para el 6 de julio, día del maestro, surgió entre conversaciones con la directora del grupo coral, Nicole Heffels, la posibilidad de contar con el apoyo de los chicos del Jazz Pop Chor. Ella se encargó de coordinar, organizar y recopilar el material de los cantantes, lo que supuso un éxito en las voces de la canción. ¡Lo musical estaba resuelto! Ahora a unir todo...

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El video tuvo como deadline el sábado 4 de julio, para tener tiempo de hacer alguna corrección si así lo merecía. Recibí el último video de los cantantes el mismo sábado a las 8 p.m. después de haber pasado toda la noche anterior editando el audio y el video, pero finalmente,...¡lo logré! El resultado final fue un emocionante video de casi cuatro minutos que, sin usar palabras y solo a través de un viaje visual y musical, intentó enviar un mensaje de colaboración y fuerza para aquellos que vienen trabajando por sacar adelante esta situación: nuestros maestros.

Todo el proceso de creación fue muy bonito, puesto que, bajo una circunstancia inusual y con un reto no tan fácil, la música se encargó de motivar y acercar a los chicos entre sí. Valió la pena cada minuto invertido en un proyecto que, si bien tenía como fin producir un regalo para nuestros maestros, ayudó también a que nuestros chicos se reconecten con la música una vez más. Así, pudimos encontrar en ella no un escape, sino una actividad que nos ayude a todos a hacer de este momento, un momento más feliz.

Luis Monzón

Colegio Peruano Alemán
Deutsche Schule Lima - Perú
Alexander von Humboldt

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